Melody es una niña triste
porque no puede jugar,
cuando se está divirtiendo
papá la manda a ensayar.
Canta todo el santo día
también tiene que bailar
y no puede divertirse
como una niña normal.
Pero hay algo que le anima
porque la hace sentir bien
y es que le pasa lo mismo
a la pobre Maria Isabel.
Ambas son dos niñas tristes
porque no pueden jugar,
cuando se están divirtiendo
papá las manda a ensayar.
A Gloria Fuertes, sin duda mi poetisa favorita.
31 de enero de 2007
Mis niñas tristes
26 de enero de 2007
¡Sí mamá, hablo metafóricamente!
“Para pieles secas nos viene muy poco. Puedo mirar en antiarrugas a ver si queda algo, pero no creo”
Había decidido que ya estaba harta de muestras gratuitas. Hoy se iba a llevar a casa un frasco de los grandes, de esos que duraban más de lo que ella era capaz de seguir el tratamiento, y uno de los buenos.
Expectante se dirigió a uno de los dependientes para preguntar si tenía algo para ella. “Tengo la piel seca, quiero algo hidratante y para las arrugas. Soy inconstante a la hora de ponérmelas pero no me importa dedicarle tiempo, eh… busco algo que funcione y no pensaba gastarme demasiado.”
El chico se lo pensó unos segundos antes de contestar.
“Para pieles secas nos viene muy poco. Puedo mirar en antiarrugas a ver si queda algo, pero no creo” dijo haciendo una mueca de reprobación.
No, así no -pensó para sí- y se despidió del dependiente con un ademán de cabeza, sin mediar palabra, antes de dirigirse al lineal de las toallitas desmaquillantes.
Al pagar la chica de caja le guiñó el ojo con complicidad mientras sacaba de alguna parte un par de sobrecitos azules que sacudió en el aire. “Ten, unas muestritas” dijo mientras los metía en la bolsa.
Ya en casa mientras colocaba las toallitas en el mueble del baño vio los sobres en el fondo de la bolsa y dejó escapar un susurro: Uhm...gracias.
23 de enero de 2007
Vuelve Paris
Al parecer este providencial cambio se debe a la casualidad, cuando descubrió algunos productos de limpieza bajo el fregadero. “Estábamos jugando al escondite y allí estaban. Eran de muchos colores y todos olían genial. -Señora eso es el Vim- me contestó la chica del servicio cuando le enseñé una de ellas. Es un nombre total, ¡me encanta!”.
Paris explicó que era una decisión muy meditada, y que su perrita le apoyaba. “Le encanta que juegue con sus orejas, pero como ha hecho cine tiene carácter y hay que respetar su espacio” comenta a cerca de su inseparable amiga.
Antes de subir a una enorme limusina blanca argumentó que tenía ganas de sentir en sus propias carnes la satisfacción del trabajo bien hecho, y expresó su deseo de ganarse cada una de las pieles que compre a partir de ahora “iré a trabajar todos los días y después haré mis compras con el sueldo de limpiadora, será muy gratificante. Ya he mandado hacer algunas cofias a medida”.
17 de enero de 2007
Su historia
Creció y buscó un trabajo para el que había sido un niño como él. Fue así, siendo colaborador en el programa de Ana Rosa como se enteró de la noticia. Alberto de Mónaco, último príncipe soltero de las monarquías europeas tenía un hijo secreto. En ese momento el último pedazo de infancia que le quedaba se esfumó para siempre y dejó de ser, a todos los efectos, un niño.
11 de enero de 2007
No robarás
-Buenos días.
-Lo de siempre, por favor.
-[…] Ten.
- Gracias.
Uy, ¡si habeís pegado los ceniceros!, que gracia, casi me dejo una uña.
También vi que en el baño os han puesto un expendedor de esos metálico con llave para las toallitas de papel.
-Sí, bueno, hemos hecho algunos cambios.
-Pero Paco, ¡¿QUÉ MIERDA ES ESTA?!
- La cadenita es lo bastante larga para poderlos leerlos ¿ves?, pero así no se los llevan. Mira, sabes que tenemos que hablar. Esto se acabó.
-No, por favor no digas eso. ¡Te lo ruego!
-Vas a tener que buscar otro bar, Winona.
-¡No me hagas esto! Sabes que no pued…
-Son dos con cincuenta, por favor.
8 de enero de 2007
-Harta de que nunca me hayas sabido apreciar, me voy a ver si aprendo a quererme yo. Adiós.- Y metió algunas cosas en una bolsa de plástico antes de salir de casa dando un portazo.
Lejos de acabar en casa de sus padres como siempre, no supe de ella hasta tres años después, cuando me dijeron que se había convertido en una estrella de los culebrones. Fue entonces cuando me puse la televisión de pago para poder verla cada tarde. Y eso es lo que hacía. Pese a la larga melena rubia seguía siendo ella. Y seguía sabiendo besar.